PARA TI MUJER: Madurez, crecimiento y progresos

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Mensaje de Jesús para las mujeres

Deja que este tiempo de la mediana edad sea otro mérito en tu feminidad, otra medalla, otra señal de que has realizado una buena labor. Aún si te llega con pruebas y tribulaciones, con sentimientos, emociones o sensaciones que no entiendes bien. Considera los muchos cambios que se obran de esa manera, y aunque te sorprenden a veces desprevenida, pueden llegar a convertirse en valiosas experiencias instructivas.

Esta puede ser una época de enriquecer tu alma, de volver a demostrar tu condición de mujer, tu madurez. A mis ojos es grandioso y glorioso. No quiero que sea tedioso ni causa de desasosiego para ti. Debería ser una condecoración más por tu valor, honor y gloria en tu vida de mujer.

Yo veo esta temporada de pruebas, cambios y nuevas sensaciones como una época de madurez, crecimiento y progresos. No deseo que la temas ni te preocupes por ella. Cuando te sobrevengan sensaciones que te resulten bastante extrañas, pon los ojos en Mí y acude a Mí, que Yo te hablaré al corazón, te explicaré esas cosas, te daré el conocimiento y te ayudaré a entender.

No te dejaré huérfana, vendré a ti. Cuando lo necesites, vendré a ti. Yo te consolaré y te rodearé con cánticos de liberación.

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Tornaré tu preocupación en alegría. Quitaré la incomodidad y te daré el toque consolador de Mi mano, depositaré Mi amor en tu corazón. Te consolaré y te dirigiré tiernas palabras de amor y aliento que te suscitarán confianza, fe y serenidad, aun en medio de los problemas, las transformaciones o lo que sea que no entiendas.

Te acompaño en estos cambios y te conduciré a la victoria, el gozo y la utilidad. Porque estás plantada en la casa del Señor, florecerás en los atrios de tu Dios. Aun en la vejez fructificarás; estarás vigorosa y verde. Cuando estés en vela por la noche, Yo te hablaré palabras de consuelo, de aliento, de ánimo.

Te amo. Te adoro y velaré por ti.

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A ti que te has entregado por completo, que has renunciado a la propia vida, que te has consagrado a Mí, ¿habré de abandonarte en tu momento de necesidad? ¿Soy acaso un Dios distante que no oye?

Te digo que no, soy tu Esposo, estoy unido a ti en matrimonio. Y cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo. Cuando por el fuego, te tomaré de la mano y te diré: «No temas, Yo estoy contigo». Del mismo modo que estuve en el horno de fuego con Sadrac, Mesac y Abed-nego, también estaré contigo. Pasaremos esta experiencia juntos, tú y Yo.

No olvides que el temor es una de las armas principales del Enemigo de tu alma. Te ruego que cuando sientas el impulso de temer, de preocuparte, simplemente me presentes el asunto a Mí. En vez de dejar que el temor se apodere de ti, te suplico que me preguntes acerca de esa aprehensión que sientes, que me la entregues a Mí, que la pongas en Mis manos. Pues estoy contigo. Soy tan real como tú. Estoy más cercano a ti que el aire que respiras.

No te abandonaré en tu hora de tribulación, así como tú no me has abandonado todos estos años. Soy más que capaz de ayudarte a salir airosa de esto. Te digo que será una época en que te acercarás más a Mí.

Espero esta época con ilusión, para gozar de tu compañía y tener comunión contigo en la noche, cuando estemos a solas, cuando todos duerman y me dediques por entero tu atención. He dispuesto que vivas esta temporada para que derrames tu alma ante Mí, para que me expreses tus más profundos pensamientos y así te pueda demostrar que en efecto existo, que estoy contigo. Vivo en tu alma, dentro de tu corazón. Estoy esperando a que vengas a Mí para que pueda acompañarte.

Se trata de un cambio de estación, de un tiempo de enriquecerte y llenarte de oro y plata. Estas cosas son insignias sobre tus hombros, cintas que adornan tus brazos. Es un honor para ti. Es una época de graduación, de madurez.

Te exalto. Estaré contigo en esta nueva empresa. Así como estuve contigo cuando comenzaste muchos ministerios y obras a Mi servicio, también te acompañaré en esta nueva etapa, este nuevo periodo de tu vida. Haré que sea una bendición para ti.

Derramaré sobre ti Mi gracia, misericordia y poder a medida que te indico la manera de atravesar esta nueva etapa y cómo convertirte en la mujer que he dispuesto que seas. Este no es el fin; es el inicio de una nueva etapa, de una nueva era en tu vida. Los conocimientos que adquieras, la madurez y sabiduría que alcances ahora son otro elemento de tu vida espiritual. Este es el comienzo del resto de tu vida.

Pon los ojos en Mí; aférrate a Mí. Rodéame con los brazos mientras avanzamos juntos hacia esta nueva era, mientras te enseño nuevos horizontes y te pongo más alto para que veas lo que te aguarda más allá del horizonte.

Publicado por primera vez en 1996 y actualizado en junio de 2013. 
Traducción: Victoria Martínez y Antonia López.